Me bajé (o más bien subí) de la estación del Barrio de La Latina, donde vive el mismísimo Joaquín Sabina... al que por cierto, no vi. Bueno, la cosa es que subo de la estación y lo primero que veo es a un viejito repartiendo boletines del Partido Comunista, y detrás a una muchacha vendiendo libros de Rosa Luxemburgo. Con todo y una gran bandera violeta con la cara de Rosita. Conozco a dos o tres que hubieran llorado de la emoción.
Llegamos al Rastro, un mercado dominical en el Barrio, en donde hay cientas y cientas de carpitas vendiendo de todo: desde camisetas hasta cinturones de castidad. Fuera de relajo, estaban vendiendo un auténtico cinturón de castidad.
Luego, El Prado. El Prado, pero express. A las cinco de la tarde la entrada es gratis y tienes hasta las ocho para verlo completo. Así que en menos de tres horas, vi a Goya, al Greco y a dos o tres más y me dio tiempo a comprar postales.
Pero sin duda alguna, lo más que disfruté fue ir a comer tapas en Chueca. El mesero, al enterarse que éramos boricuas, nos ofreció gandinga. Claro, que no había, pero sí nos comimos de postre unos pequeños bizcochitos con caramelo llamados piononos. Aún sigo pensando que prefiero los de los kioskos de Luquillo.
solo puedo pensar...
ResponderEliminarque bueno que le insistimos a tere en mantenernos al dia de lo que pase... sigue disfrutando y haciendome reir con tus cuentos =)
Me vivo cada uno de tus días en Madrid como si yo estuviera allí. Mi flaca, sigue disfrutando todo. Espero tu relato cuando llegues a Santiago.
ResponderEliminarme alegra que estes en mi casa. Disfrutala.
ResponderEliminarLa Latina y la Placita de Tirso de Molina los domingos son izquierda full. Y en Chuecas seguro te encontrarás con alguna mujer tosca y fuerte de voz aguda lo más emperifollá buscando fuego para el cigarro. ¡Olé, guapa!
ResponderEliminarEstos piononos son los abuelastros de los del chinchorro más cercano al lao de tu casa. Faltan los Benedictos...
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