sábado, 30 de abril de 2011

Día noventicinco: Segundo día

Siento que me han metido la mano dentro de las tripas, me las han virado al revés, y luego por chiste me las han vuelto a meter.

viernes, 22 de abril de 2011

Día ochentisiete: Rosas y Guernica

Hoy me regalaron rosas por primera vez. Una rosaleda entera. Dicho sea de paso, un jardín llamado "La Rosaleda". No tenía idea a dónde íbamos y de momento me encontré allí entre lluvia fría y flores olorosas, con la manita del Paco en la mía. 

Después de subirnos al teleférico que cruza Casa del Campo, nos dirigimos al Museo de Arte Reina Sofía, donde entre otras piezas, está el Guernica de Picasso. A tres minutos antes de que cerraran el Museo, teníamos que correr para llegar. Era nuestra última oportunidad para verlo, nuestro último día en Madrid. 

Dos minutos. Corrimos pasando de largo las salas de Dalí y otras pinturas del Pablo. Allí estaba, virando la esquina. Gigante, terrible. Sin aire, nos paramos frente a él. Nunca me había conmovido por un cuadro. Estuvimos un minuto en silencio observándolo. Nos botaron de la sala. De la impresión causada por Guernica, no tuvimos ni oportunidad de molestarnos.

domingo, 17 de abril de 2011

Día ochentidós: La Calle Vacía

Ferrol es un pueblo al norte de Galicia, y de donde dicen las malas lenguas (y Wikipedia), nació Francisco Franco. La Semana Santa se vive en Ferrol con un fervor religioso que es verdaderamente impactante y puede conmover al más incrédulo de los ateos. Las cofradías, los encapuchados y los niños en vestiduras que llevan bordadas águilas muy parecidas a la del régimen del Generalísimo, intimidan pero a la vez emocionan a todo aquel o aquella que presencie este acto.

Luego de tomar varias fotos y observar la procesión, me dirigí al área portuaria, casi completamente ocupada por la Marina Española. Usualmente uno se puede acercar a los alrededores, pero recientemente no se puede ya que se encuentra "en operaciones". Sin embargo, frente a la Marina, está la Pescadería, cuya arquitectura modernista (o eso fue lo que me dijeron) contrasta las antiguas y pobres fachadas de Ferrol.

Fue allí, en la calle al lado de la Pescadería, que la vi. Una calle sucia, desorganizada. Pero no fue hasta que me acerqué que comprendí por qué se encontraba así.

Me fijé y había decenas de correas de cuero de imitación de marcas reconocidas abandonadas en el piso, así como varias decenas de mantas con discos piratas, camisas y souvenirs. Parecía como si hubiera pasado una turbonada por el sitio y sólo quedaban las pocas pertenencias de una gente que ya había desaparecido. Al minuto, un escuadrón de limpieza del Ayuntamiento se acercaba y comenzaba a recogerlo todo y tirarlo a la basura.

Más adelante, me encontré con un mural en una pared que leía: "La calle es de todos".

sábado, 2 de abril de 2011

Día sesentaisiete: O tren

O tren que me leva camiña e camiña,
vai votando fume, corre pola via.
O rio va felto un mar de ledicias.
No tren pouco a pouco volto a miña Galicia.

Si poder usar el Tren Urbano siempre me parecía lo más genial y emocionante del mundo, eso fue antes de conocer el sistema de trenes en España. Hace unos meses, tomé el tren desde Madrid hasta Galicia y quedé fascinada con sólo poder tener esa opción... y que tuviese cafetería. Sin embargo, ver Galicia en tren puede ser una de las experiencias más hermosas que se puede tener por estos rincones. 

Andrés do Barro, que sólo podría ser definido como una versión galega de un joven estilo de nueva ola a lo  Chucho Avellanet con cierto aire Serrat, tiene una canción que aún se baila y se canta muy efusivamente los jueves en los bares gallegos izquierdosos que trata sobre tomar el tren para regresar a Galicia. La canción, según me contaran, fue la primera y única en conseguir el puesto número uno en las listas de éxitos en España, aún siendo completamente en gallego y durante la dictadura de Franco. 

Sólo, pienso yo, hay una manera de explicar ese fenómeno: saber lo que es regresar a Compostela después de un largo día en otra ciudad mientras observas las costas, los pueblitos, las montañas a lo lejos, los conejos corriendo al ras de la vía y el verde que sólo he visto en Galicia.