Hoy me regalaron rosas por primera vez. Una rosaleda entera. Dicho sea de paso, un jardín llamado "La Rosaleda". No tenía idea a dónde íbamos y de momento me encontré allí entre lluvia fría y flores olorosas, con la manita del Paco en la mía.
Después de subirnos al teleférico que cruza Casa del Campo, nos dirigimos al Museo de Arte Reina Sofía, donde entre otras piezas, está el Guernica de Picasso. A tres minutos antes de que cerraran el Museo, teníamos que correr para llegar. Era nuestra última oportunidad para verlo, nuestro último día en Madrid.
Dos minutos. Corrimos pasando de largo las salas de Dalí y otras pinturas del Pablo. Allí estaba, virando la esquina. Gigante, terrible. Sin aire, nos paramos frente a él. Nunca me había conmovido por un cuadro. Estuvimos un minuto en silencio observándolo. Nos botaron de la sala. De la impresión causada por Guernica, no tuvimos ni oportunidad de molestarnos.

yo tuve la oportunidad de verlo en uan sala vacía. Picasso todo para mí. Uno de los momentos cumbres de mi vida
ResponderEliminarYo he ido a Madriz dos veces y no he entrado en el Reina Sofía. Merezco una carga de palos. (Eso sí, me quedé una noche en el Ritz por aquello de comer plepla, y trajo la feliz consecuencia de tener el Prado para tí solo, en el patio de atrás.
ResponderEliminarHe conseguido una replica de este fabuloso cuadro, no es ni mucho menos igual de grande, justo la cuarta parte. Lo he colocado en el comedor, delante del sillón y... no puedo dejar de mirarlo
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