Anoche hizo tanto frío acá en Santiago, que hubo una pequeña granizada. No cayeron pedazos de hielo gigantes, pero sí unos cantitos mezclados con lluvia. Al principio pensé que era nieve y me emocioné mucho, pero luego me di cuenta que se sentían como agujitas sobre mi cabeza. Al cabo de un rato, se podía observar en los carros una laminita de hielo, y las botas (¡Sí! ¡Compré unas botas!) sonaban con un "crrrac, crrrac" cada vez que pisaba.
Con todo y el frío, las niñas y yo salimos a pagar un viaje a Asturias del cual les contaré cuando lo haga. Una vez pago, fuimos a un local casi escondido acá en Santiago. Queda en un callejón tan angosto que se llama "Entremuros". El tipo de la barra, como se enteró que soy puertorriqueña, de momento le pide al otro tipo de la barra (es que yo nunca sé si decirles barténder, barista, o qué) que ponga algo de música.
¡Qué bonita bandera, qué bonita bandera
qué bonita bandera es la bandera puertorriqueña!
¡Más bonita se viera, más bonita se viera
más bonita se viera si los yanquis no la tuvieran!
Por supuesto, pegué un grito de sorpresa, lo que les causó mucha risa a los tipos de la barra. Luego, me gané un gran "¡Viva Puerto Rico libre!" con cierto acento gallego. Fueron correspondidos con un gran "¡y socialista!" con cierto acento boricua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario